Mucho de lo que ocurrió con Alex, antes y después de la elección tuvo que ver con la diputada Nury Garita Sánchez, mi madre.
Doña Nury, como le decíamos en público, por muchas razones apoyó la designación de Alex en el parlamento y, recuerdo con agrado, me comentó el orgullo que sintió al votar por él, la admiración que le merecía y la simpatía que siempre le tuvo desde que era Alex uno de mis contemporáneos –no en edad ya que me llevaba unos cuantos años por delante-- dirigentes en la UCR.
Una gran parte del Congreso encontró muchas razones para elegirlo y el país tuvo en él una persona con extraordinarios dotes intelectuales, profesionales, morales y éticas. Ningún órgano serio ha probado lo contrario.
En cosa de horas una pugna entre grupos y personas desató su guerra de poder en dónde Alex fue la víctima de uno de los actos más bochornosos de irrespeto al orden Constitucional, de violación de todos los principios de rectitud del derecho, de oportunismo político, de la ruptura del estado de derecho y la manipulación de normas y personas para lograr el objetivo que narra el mismo Alex en su más reciente libro.
No se relata en el libro de Alex pero deseo revelar que mi madre fue presionada por un sector verdiblanco -particularmente- para que cambiara de criterio y apoyara una destitución que no avalaba.
La presión llegó por varios flancos...las represalias podían llegar...quién dijo miedo?
Durante una sesión del plenario en la que se discutió una moción contra Alex empezó uno de los capítulos más amargos de mi familia. A un grupo de línea dura del PLN no le importó cuál era la opinión de la diputada Garita, sus principios e ideología y le hicieron “recomendaciones vestidas de coacción” para que votara contra Alex, en especial un -o una-- dirigente del PLN que fue quien apretó el gatillo contra Alex cada vez que la cúpula del PLN le daba la orden.
En ese momento, la diputada Garita empezó a sentir un dolor en su abdomen que días más tarde sería diagnosticado como cáncer. Presiones...para ese momento ya no había presión que le importara...
Su cáncer no tiene origen en la elección de Alex, pero sí se relaciona con esos hechos y época puesto que ella vio en lo que ocurría cómo el veneno de la envidia y la politiquería se adueñaron de sus copartidarios y cómo algunos de ellos trataban de subir unos puntos pasando por encima de una persona y en contra de uno de los más valiosos ideales: la justicia. El tema ético no le era desconocido, puesto que en su paso por las tiendas verdiblancas fue integrante del tribunal de ética. Ella, en lo ético siempre fue primera.
Una tarde, estando en nuestra casa en Cartago, Alex y ella hablaron por teléfono. Solo ellos sabrán lo que hablaron. Esa fue su última conversación. Días más tarde y decepcionada de lo que ocurrió en el Congreso mostró su tristeza. Estos hechos fueron una lanza envenenada en su alma.
Doña Nury compartió el trago amargo de Alex y cuestionó el proceder de su partido y vio en este caso a políticos –de todos los partidos-- que escalaban en sus carreras acribillando al Contralor.
No estuvo en las manos de la diputada cambiar el destino del país.
Años después, la mayoría de los que participó en la destitución se retractan y solo unos pocos, muy pocos, no aceptan por soberbia que se equivocaron. Doña Nury siempre tuvo la razón.
El día que la diputada partió a la presencia del Señor, Alex --ya fuera del cargo-- estuvo junto a su esposa en la despedida final.
El día de la presentación del libro de Alex en la UNED me contaron que quedó un asiento libre que nadie ocupó. Estaba reservado para la diputada Garita, pero ella fue la única que justificó su ausencia.