Es difícil de comprender, pero una realidad que los partidos políticos, todos, están y son controlados por políticos tradicionales. En efecto, pueden ser buenas personas, algunos de ellos con ideas de interés social y económico y hasta con deseo de hacer cosas positivas.
Pero que son parte de una élite que vive alrededor del poder es innegable.
Es por ello que es difícil encontrar políticos de nuevas generaciones que integren los partidos, puesto que los políticos tradicionales están empoderados del partido y sus ramificaciones y no permiten el arribo de nuevas oleadas de personas interesadas en la política.
El acceso a los partidos, por resultado, está sujeto al sometimiento a esas clases institucionalizadas de políticos de oficio, quienes determinan a quién le dan o no parte del pastel o quienes pueden empezar a figurar como cuadros nuevos o relevos.
Y no menos importante, existen escuerlas de políticos tradicionales...son todo un submundo y hasta un mito urbano.