En mi viaje a Israel tuve que pasar por la seguridad del Aeropuerto Juan Santamaría y por la del aeropuerto de Newark en Estados Unidos y, claro, por la del aeropuerto Ben Gurion en Tel Aviv, Israel.
En Estados Unidos, al desembarcar, pasé primero migración y luego de diez preguntas logré avanzar y despejar la larga cola que hacía, para luego ir a aduanas en donde mi hicieron las mismas preguntas, pero esta vez con acompañado de una minuciosa revisión de todo el equipaje.
Luego, volver a embarcar tanto equipaje como hacer nuevamente migración y, volver a quitarse todos los "chunches" que traía encima.
No me puedo quejar de la seguridad en los aeropuertos, aunque es fastidiosa pues ya bastante desmotado el peligro que representa bajar la guardia, en especial, por el peligro que representan los grupos extremistas.
Entonces, la seguridad se vuelve una medida de auto protección, que al menos intenta detener los impulsos suicidas de fanáticos que han causado daño a muchas personas en todo el mundo.
A la vez, también es importante la seguridad frente al contrabando y el tráfico de drogas internacional, que muchas veces como vemos en las noticias intenta burlas las medidas de seguridad que aplican en los aeropuertos.
En síntesis, quitarse la faja, los zapatos, sacar la computadora, desarmar la maleta de mano, mostrar todos los objetos que uno lleva, pasar por los escaner y rayos X, los detectores de metales, la revisión del equipaje por expertos agentes de aduanas, sacar hasta la ropa interior en medio de un montón de gente, se vuelve necesario frente a tanta delincuencia y violencia.
#williamenisrael. @wmendezg